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I. INTRODUCCIÓN
Según datos calculados hasta el año 2002, en el
mundo existen alrededor de 3500 presas de rela-
ves, de las cuales entre 1915 y 2010 se contabili-
zan hasta 251 accidentes donde 221 fueron publi-
cados en los Boletines del Comité Internacional
de Grandes Presas (ICOLD), es decir que han
representado una relevancia importante; por el
impacto ambiental o económico ocasionado en
el lugar de operación (1). Proyecciones realizadas
por expertos del Centro para la Ciencia en la Par-
ticipación del Público de Montana y gestores del
medio ambiente en Maine – EEUU, indican que
las roturas de relaves “muy serias” se registrarían
a partir de 2011 una por año, teniéndose registro
de 5 desastres hasta 2016; las cuales representan
el derramamiento de al menos 1 millón de me-
tros cúbicos de residuos mineros (2).
Según portales de noticias como New York Ti-
mes y Deutsche Welle, los accidentes como los
ocurridos en el distrito de Minas Gerais en 2015
(Marianas) y 2019 (Brumadinho) en Brasil, se
han catalogado como los desastres ambientales
de mayor trascendencia en Latinoamérica en los
últimos 10 años, ocasionando alrededor de 280
muertes, más de 100 kilómetros cuadrados de
áreas contaminadas, además de 84.367 deman-
das y un monto superior a 700 millones en mul-
tas para las empresas mineras (3,4).
Según, Oldecop (1) las causas más relevantes para
el fallo de las presas de relaves, son: deslizamien-
to del talud, terremotos, desbordamiento, proble-
mas de cimentación, sistema de drenaje, falla por
problemas en las estructuras auxiliares, erosión
del dique, subsidencias o colapso del terreno.
Kieran (2) destaca que la reducción de costos y
el método de construcción es el factor determi-
nante en casi todas las causas de inestabilidad de
las relaveras, donde las empresas mineras buscan
mantener ganancias en el mercado de los mine-
rales reduciendo así el costo de monitoreo y con-
trol ambiental durante y post operaciones.
El Consejo Internacional de Minería y Metales,
(5) indica que en cada región donde se constru-
yen estas estructuras debe existir regulaciones y
manuales que se apliquen a cabalidad en miras a
impedir cualquier desastre ambiental y procurar
la preservación del ecosistema. Manuales de ma-
nejo de relaves mineros aplicados en Perú y Chi-
le, referentes mundiales en minería, promueven
la importancia de aplicar prácticas responsables
en todas las fases mineras mitigando la degrada-
ción ambiental que la actividad minera produce
(6).
También es necesario tener en mente que, se ha
mencionado que accidentes en relaveras como:
Represa Bento Rodriges en Minas Gerais, Brasil
o el ocurrido en Barranco Colorado, Zhumiral,
Azuay-Ecuador han sido provocados por acción
de “venganza humana” de personas que cono-
cían de esas infraestructuras al detalle (4).
La construcción de la Relavera Comunitaria El
Tablón (RCET) inicia en el 2013, en uno de los
distritos mineros más antiguos del Ecuador (Pi-
ñas – Zaruma – Portovelo), donde operan alre-
dedor de 85 plantas de procesamiento mineral
para la obtención de oro. Por varios años las
plantas de beneficio, a pesar de contar con per-
misos ambientales, descargaban material de re-
lave con alto contenido de metales pesados al río
Calera – Amarillo, siendo el afluente principal de
la cuenca Puyango – Tumbes. Esto provocó una
demanda internacional por parte de la República
del Perú, al constatar contaminación de metales
pesados en las aguas del río Tumbes, utilizada
para el riego y uso doméstico de sus pobladores.
(7)
A partir del 2012 el gobierno ecuatoriano se
comprometió en dar una solución inmediata a la
problemática detectada en el cantón Portovelo y
plantea como acción emergente la construcción
de la Relavera Comunitaria El Tablón para aco-
ger un volumen aproximado de 5’ 565 248 m
3
.
Los estudios estuvieron a cargo del INIGEMM
en el año 2012 y la construcción fue ejecutada en-
tre enero de 2013 y marzo 2014 por el consorcio
APR. En mayo de 2014 la relavera entro en ope-
ración con la siguiente infraestructura: dique de
materiales sueltos compactado, drenes principa-
les, laterales, piscina desarenadora, infraestruc-
tura de bombeo que permiten según el diseño,
controlar el relave y sus lixiviados. (Figura 1)